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Deshojando margaritas.









En este libro suceden cosas muy interesantes, tristes y hasta personales, pero sobre todo, son especialmente «historias de muchachas complicadas»

De: Eldys Baratute.

Palmira es una chica con «parasomnia», o mejor conocido como «sonambulismo» de manera vulgar. Esto consiste en que Palmira confundía «la noche con el día».

Un día, su madre y ella fueron a ver a una doctora que, supuestamente ayudaría a Palmira a dejar de despertarse en la noche para hacer los deberes del día, si lo sé, ¡es increíble!, ¿cierto? así se la pasaba todos los días. Es por esto que, su madre sufría las consecuencias de ayudarla en la noche hasta horas indefinidas, las cuales eran: no poder estar descansada y por esto la suspendieron del trabajo, pues se quedaba dormida. Cuando fueron a la doctora que «demasiado era alta, con unos tacones más altos aún y un moño en el centro de la cabeza» esta le dice a la madre: «Su hija tiene un trastorno de sueño» la madre ya se lo imaginaba le pidió una explicación de cómo ayudarla, pero no le dijo exactamente lo que la madre quería. Así que, se fue con Palmira muy disgustada y enojada porque la doctora no respondió con exactitud lo que la madre quería y necesitaba escuchar. Solo le dijo: «Señora, no se puede hablar de cura en estos casos...».

En general, aquí se puede ver como la actitud negativa hace las cosas peores, al igual que las acciones impulsivas. La madre realmente necesitaba arreglar este problema que tenía su hija y que había pasado por varias generaciones, incluyendo a su padre, el cual, había muerto por esa razón, y no solo el sino que también eso fue lo que pasó con su «abuelo, bisabuelo, tatarabuelo y muchos otros que, como ella, caminaban dormidos». Por otro lado, se ve como la doctora no esta muy preocupada o no tiene pena por la situación de Palmira y su madre.

Debido a que la madre no encontró solución pues buscó la manera de arreglar el problema aquí va la explicación: se trataba de colocar unos carteles en la casa, de los cuales dos decían: «Prohibido tomar café después del medio día» y «Prohibido dar malas noticias que sobresalten a los inquilinos y quiten el sueño» esto no era solo para ella y su hija, sino también para las visitas. Todo esto después de escribir cartas a psicólogos conocidos a manera mundial, al ellos no responder. Otros dos citaban: «Prohibido ver el noticiero, o leer el periódico, o escuchar la radio, o al menos, la parte en la que se habla, se escribe o se escucha sobre la guerra, los terremotos, los genocidios y las crisis económica» y también «Prohibido mencionar en esta casa la palabra insomnio, o sonámbulo.» La madre escribió esto porque a su entender eran las medidas que debían tomar para «eliminar todas las posibles causas del sonambulismo, al menos las posibles causas para ella» Porque a ninguno de los psicólogos a los que la madre había escrito respondieron a su necesidad. Fuera de esto, la madre «le compró a Palmira un colchón de esponja, una cama de caoba, digna de una princesa y una bata de seda rosada. Todo para que su hija estuviese cómoda en su cama y no tuviese necesidad de levantarse. No estaba dispuesta a perderla, como había perdido a su esposo» ¿te estás preguntando cómo fue que murió? Este murió «después de tomarse toda la leche del refrigerador y orinar en un par de zapatos míos, se electrocutó con un cable pelado empinando un papalote» dijo la madre a la doctora alta, y que para ella no tuvo la intención de ayudar con esmero.

Después de mucho tiempo, un doctor respondió a la madre, y ella ba rápidamente a llamar a Palmira, esta no responde muy emocionada, dijo: «Pero… ¿ya?, ¿tan rápido? Y la madre responde: «Y a quién tu quieres que esperemos, no escuchaste que la cita es mañana? Tal parece que estás cómoda dentro de este cuarto». Ella no respondió, pues no quería correr el riesgo de perder al silencio que, al salir por la ventana, le acariciaba el rostro tiernamente y se encontraba con todos sus parientes cercanos que murieron por causa del sonambulismo, también al estar allí sentía la felicidad que nunca antes había sentido. Esta es la razón por la cual no se lo dijo a su madre, había muchas cosas que le hacían feliz en ese silencio y no podría volver a vivir si iba al psicólogo no podría hacer como que: no podría ir a saltar las piedras del río, escuchar las conversaciones de las tiñosas o contarle sus secretos al silencio, como lo había hecho hasta aquel entonces.

Esto es importante saberlo y aplicarlo a la vida real, pues debemos aprender a ser indiferentes con los demás, lo cual, fue lo contrario a lo que hizo la doctora alta. Para ser como el segundo doctor que respondió tarde, pero lo hizo de manera gentil y agradable, no trancado o sofocado. Siempre debemos de dar lo mejor y aprovechar lo que tenemos.

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