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«El consumidor fuego de las letras»

Escrito por Joisbella Gomez

Me encanta leer, pero seré honesta. Algunas veces la vagancia y el deber se priorizan en la jerarquía de la vida y la lectura muchas veces coge polvo y se queda en el olvido. Pero muchas veces, como en este caso, pasa lo contrario. Que un libro es tan vivido que sientes que esa persona (como en este caso es escrito en primera persona) es tu mejor amigo. Me estoy enamorando de la forma en que Fiódor Dostoievski narra la historia por medio de Alexéi Ivánovich. Puesto que es tan vivida y real que de pronto te sientes como el personaje y vives sus triunfos y desgracias. Y no solo eso, sus emociones hacia los demás; aunque al principio no las comprendas. Un claro ejemplo es el amor de Alexéi por Polina Aleksándrovna. Fiódor no explica de por sí que está enamorado hasta un punto de la historia, pero usa la palabra «esclavo» como clave para llegar a saberlo. Al principio logra un estado de confusión, (por el cual pasé) pero luego en un punto relacionas todo y «¡Boom!» caes en la idea. Lo que en verdad me encanta, puesto que en el libro, no es la primera vez que usa esta forma. En otra parte, (por la que voy actualmente) Alexéi empieza con unas reflexiones complejas que por ahora no tienen conexión al capítulo anterior. Pero sé que el autor usará esa confusión mía para caer en ese gancho. Y es algo muy interesante, y me encantaría en lo personal usar esa estrategia. Que es poner confusión en el lector y luego aclararle todo alrededor del texto. Algo que por lo menos a mí me trae cierta satisfacción y concentración. Porque todo no se conecta así por así, debes estar concentrado en cada mínimo detalle, como si fuese obra de un detective. Para así llegar a la fase de su aclaramiento. En “El Jugador” no hay opción de perder el tiempo, es la apuesta o nada. Eso me lo enseño la abuela Antónida Vasílievna, uno de mis personajes favoritos. De veras que me encanta su personalidad. No voy mentir, había veces que a lo largo de mis lecturas diarias se me zafaba alguna carcajada ( de esas estruendosas ). Debido a que, en primer lugar me recuerda demasiado a mi abuela puesto que su carácter es muy parecido al de Antonida, y en segundo lugar como calla la boca y dice todo lo que piensa del otro. Como en el siguiente fragmento en cual ella llega al hotel de sorpresa. Básicamente ella habla con Des Grieux (o el francesito). Des Grieux le dice en francés: «Crea que estoy encantado… su salud... es un milagro, verla a usted aquí una sorpresa deliciosa». Ella le dijo: «Sí, Sí ¡deliciosa! Te conozco, farsante no creo ni un ápice de lo que dices». O cuando le presentan a Madeimoselle Blanche: “Buenas Madame” le dice Blanche, mientras que la abuela responde: «¡Oh baja los ojos, hace remilgos y melindres! ¡Ya se ve que pájara es! Será actriz». Yo solamente estaba ahogándome en risas. Porque ella es tan honesta y no guarda nada en su boca, lo tira todo. Claro que esto no es bueno, pero me lo encuentro tan gracioso. Aunque ella tenía sus razones, puesto que estos querían que ella muriese para conseguir su fortuna. Porque una vieja agentada no es nada sin un buen bolsillo. Entonces ella al escuchar los atormentados telegramas de parte de ellos y el general que, es su sobrino, (el cual con ese dinero quería tener el privilegio de casarse con Madeimoselle Blanche) fue a estar cara a cara para que viesen lo viva que estaba. Un personaje muy deleitoso, que esta obra fuese casi nada sin ella. Por otro lado me gustó mucho que varios diálogos, (según la nacionalidad del personaje) estaban en su idioma natal. Y en el margen inferior del libro tenían su traducción. Esto, en mi opinión, le daba cierto sentido de realidad. Puesto que no es lo mismo ni es igual poner: «Y dijo en francés tal y tal», se escucha mucho más realístico ponerlo en el verdadero idioma. Los diálogos anteriores con la abuela, al estos personajes ser franceses los diálogos estaba en francés. Algo, que como escritora me gustaría imitar. Este es un libro, que cada día da más ansias de leer y comprender, de analizar y simplemente dejar que el tiempo pase, mientras escucho la voz de Alexéi Ivánovich retumbar en mi cabeza. ¿Qué pasará después? Por ahora es un misterio, pero con el tiempo se aclarará todo. Este es uno de esos libros que quieres que sean interminables y eternos.





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