El coronel no tiene quien le escriba

Esta novela escrita por Gabriel García Márquez, habla acerca de la terquedad humana y su obstinación por tener o conservar cosas. Se narra la historia de un coronel, que lleva más de quince años esperando su pensión. Como consecuencia de esto, él y su esposa no perciben ningún recurso económico, trayendoles bastantes problemas. «-Estoy cansada- dijo la mujer- Los hombres se dan cuenta de los problemas de la casa. Varias veces pongo a hervir piedras para que los vecinos no sepan que tenemos muchos día sin poner la olla» (Pág. 69). Esta escena es utilizada para ilustrar la angustia

en que se encontraban el coronel y su esposa. Aunque también habla bastante del corazón humano, y como siempre quiere aparentar tener cosas frente a los demás, aunque la raíz de esta conducta es el miedo a ser juzgado por otros y lo que esto hará a su reputación

Es importante notar que el coronel tenía un hijo, quien murió fusilado en la gallera, mientras vendía propaganda clandestina. Dejándoles a sus padres su gallo. Este gallo es un arraigo sentimental que tiene el coronel, es lo único que le queda de él. Considerando que el gallo podía ser vendido a buen precio, este podía sostener a la pareja por un período de tiempo. Pero el coronel se niega a desarraigarse del gallo, llevando a la misma discusión entre él y su esposa, que se ve repetida por todo el libro. «-Eres caprichoso, terco y desconsiderado- repitió ella. Cruzó los cubiertos sobre el plato, pero en seguida rectificó supersticiosamente la posición-. Toda una vida comiendo tierra para que ahora resulte que merezco menos consideración que un gallo.» (Pág. 98). Aunque a través del libro también se pueden observar de igual manera aspectos positivos de el coronel  «-Así es-suspiró el coronel- La vida es la cosa mejor que se ha inventado» Esta frase, aunque bastante corta, habla bastante de el carácter del coronel. Considerando la situación en la que se encontraba, cualquiera pensaría que estaría aborreciendo el simple hecho de vivir. Pero al contrario, él ve cada día como una oportunidad de cambiar la situación en que está, o por lo menos eso aparenta.

Algunas veces, como seres humanos necesitamos que nos digan las cosas como son, aún cuando pueden sonar fuertes o hirientes, son las personas que verdaderamente nos aman, que nos dirán eso que, aunque no lo queremos escuchar, es necesario para nuestro bien y crecimiento como personas.

«-Tenía que llegarme hoy con seguridad- dijo el coronel. El administrador se encogió de hombros. -Lo único que llega con seguridad es la muerte, coronel» (Pág. 64). Esta respuesta del administrador, aunque bastante fría, pone a pensar a el coronel, lo hace reflexionar en lo que su esposa tanto insiste, su jubilación no va ha llegar. Pero el coronel es obstinado, y sigue aferrándose a su única esperanza, el gallo.

Creo que este libro nos pone bastante a reflexionar acerca de lo obstinado que es el ser humano. Y cómo muchas veces nos quedamos estancados en el pasado, lo que me recuerda de una frase que encontré hace un tiempo, que dice «No seas el esclavo de tus recuerdos, el pasado no es una sentencia, es una lección» -Harim Montiel. El coronel era esclavo de su pasado, rehusandose a afrontar su presente y lo que este conllevaría. Al final del libro, nunca se dice si venden el gallo, o si la pensión realmente llega. Pero esa no era la intención del autor, esas eran solo las excusas del personaje, lo que verdaderamente estaba detrás de aquel hombre de sombrero viejo y zapatos de charol gastados, es alguien atrapado en su pasado, terco, incapaz de imaginar su vida de una manera diferente a la que ya es, rutinaria, expectante, y sobretodo, desesperanzada.