Escrito por Sebastian Guerrero
¿Qué pasaría si nosotros como niños que somos no pudiéramos estar con nuestros padres sino con unos guardianes que te encadenan si haces algo malo? El personaje principal de esta historia es Goldie Roth. La cual es una niña muy valiente, imprudente y misteriosa.
Goldie Roth odiaba las cadenas de castigo, no había nada que odiará más… salvo a los tutores sagrados. La tutora Ilusa pegó un tirón en las cadenas de castigo para asegurarse de que estuvieran bien amarradas. Un niño impaciente- dijo- es un niño imprudente. Lo único que he hecho ha sido intentar ir un poco más de prisa, pensó Goldie. Pero no dijo nada, no quería meterse en más problemas. Siempre que estaban fuera de casa, la cadena de custodia los mantenía unidos a sus padres o a uno de sus tutores sagrados. Por la noche, los encadenaban al cabecero de la cama, para que nadie pudiera irrumpir en su casa y llevárselos mientras sus padres estaban durmiendo. Pero las cadenas de castigo eran diferentes. Las cadenas de castigo iban sujetas a ambas muñecas. Eran mucho más pesadas que las cadenas de custodia plateadas, y emitían unos humillantes ruidos metálicos para todo el mundo, que había contrariado a los tutores sagrados. La directora Ilusa se fijó en un broche que Goldie llevaba puesto en la parte delantera de su babi (chaqueta) ¿De dónde ha sacado ese broche le preguntó? la Tutora Ilusa. A Goldie le pegó un vuelco en el corazón. Me lo dio mi mamá,le dijo Goldie. La que desapareció- dijo la tutora Ilusa. Si- respondió Goldie. Ella es un mal ejemplo dame el broche lo guardaré en mi Tonga. Goldie hubiera protestado cualquier otro día, pero ese no. Luego los tutores llevaron a los niños hacia el camino para no llegar tarde a la ceremonia de separación. Comenzaron a atravesar la plaza de Desolación, mientras Goldie avanzaba los demás niños avanzaban al danzar del tutor Confort, con las cadenas de custodia amarradas a su cinturón de cuero. Todos se quedaron mirando a Goldie al pasar junto a ella, pero apartaron rápidamente la mirada, como si fuera una enfermedad. La gente está acostumbrada a ver niños encadenados, claro. Todos los niños de Alhaja llevan una cadena de Vitoria hasta que aprendían a caminar o hasta el día de la separación. Cuando las personas vieron a los tutores sagrados, parecieron acobardarse, como si su simple visión de las togas negras y los sombreros cuadrados les infundiera pavor. Goldie sintió una oleada de ira. Odiaba cómo los tutores le hacían actuar a todo el mundo, como si fueran más pequeños de lo que en realidad eran. Lo único que asegura la seguridad de los niños son los tutores sagrados ¡Si suprimimos esa vigilancia, iremos a los malos de antaño! ¿Es que todo el mundo ha olvidado los terribles que eran esos tiempos? La fiebre púrpura, las heridas supurantes ¡La peste! Después de unos segundos una vocecita le dijo a Goldie que le sacara el broche de la Tonga a la tutora. Goldie siempre había tenido esa vocecita pero nunca le había dicho a nadie sobre ella. Algunas veces la vocecita la sacaba de problemas y en otras veces la metía. Goldie le hizo caso a la vocecita y metió la mano en la Tonga de la guardiana, en ese instante la vocecita le dijo que alguien la estaba mirando y tenía razón, Goldie vio quien la estaba mirando. Cuando esa persona se dio cuenta de que Goldie lo estaba mirando se fue.
El personaje de Goldie me recuerda mucho a Peter Pan porque creo que tienen características parecidas; valientes, imprudentes, misteriosos y ambos tienen mucha imaginación.
Algo por lo que me sentí atraído a leer este libro fue su portada. Me pareció misteriosa, diferente… esto me dio bastante curiosidad. Además del título ¡Claro! “El Museo de los Ladrones”, mucha tentación para mí. Cuando leí el capítulo 1 ¡Me encantó! Sobre todo, cuando a Goldie la estaban mirando y ella también lo miró y él se fue… esa parte en particular me hizo querer leer más del libro
Me da mucha curiosidad saber qué pasa finalmente luego de estas miradas de los personajes.
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