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«Miles de letras; un corazón»

Cada vez profundizo mi interés por este extraordinario libro. Y mientras más y más leo, me doy cuenta del indeleble don del autor. « El Conde de Montecristo» por Alexandre Dumas, me ha arropado en sus mantos de peripecias, justicia y venganza. Tres elementos que juntos, dan forma a la suave y delicada belleza de una obra magistral. En lo que he avanzado mis lecturas, he conocido más a Edmundo Dantes, y otros nuevos personajes junto a sus personalidades.


Mucho ha pasado, desde la última vez que entrené a mis dedos, a darse vida en el repicar de las miles de palabras que transportaban conocimiento y saber a las demás almas. Dado esto, el libro ha dado ya, muchas nuevas vueltas que jamás imaginé posibles. Porque como ya en mis anteriores escritos había comentado, la zozobra que tenía a causa del largo libro, y de lo que entonces parecía una corta trama, me angustiaba hasta lo profundo. Pero con tanta variedad, he quedado asombrada. Con todas las maravillas que han digerido mis ojos.


Recapitulando un poco, el personaje de la historia es mi queridísimo Edmundo Dantés, que por la ojeriza y el gran ego del hombre, el pobre fue condenado a 14 años de cárcel en el dantesco Castillo de If. Por suerte, logró escapar de esta, y es aquí donde interviene mi personaje preferido actualmente. El abate Faria. Este dulce personaje era también prisionero en el Castillo de If, y poco a poco por interesantes medios, llegó a hacerse muy buen amigo de Dantés. En lo que consta, a este le conocían como un loco, pues decía que en una isla llamada Montecristo, se escondía miles de riquezas de un Cardenal de apellido Spada, hombre de mucha riqueza. El cual, en su testamento, había traspasado todos sus bienes a este. A pesar de lo que las personas pensaban sobre Faria, este personaje sin dudas dejo una marca muy grande en mi corazón, enseñándome a mí y a Edmundo, la ternura y la humildad, la sabiduría y el amor. La frase que nunca va a partir de mi entendimiento es la siguiente: « — ¡Vos sois hijo mío, Dantés!—exclamó el anciano—. Sois el hijo de mi prisión. Mi estado me condenaba al celibato, y Dios os envió a mí para consuelo juntamente del hombre que no podía ser padre, y del preso que no podía ser libre.» ¡Qué apacibles palabras! Sin dudas, un personaje necesario y trascendental para la nitidez de « El Conde de Montecristo».


El abate Faria y sus relaciones con Edmundo, me llevaron a meditar en algo que se ve a través de toda la historia. Existe en este libro un tema que me llama mucho la atención, y me ha conmovido en cantidad. Es la inmaculada forma en la que Dumas se expresa alrededor de las páginas. Es una expresión muy compleja. Pero al mismo tiempo una naturaleza del carácter, que no solo tenía Alexandre, sino la sociedad de los siglos XlX; el índole del respeto. Un acatamiento a tal nivel, que ciertamente, cualquiera se sorprende. Y ese carácter tan distintivo de esa era, se ve claramente reflejado en la tinta de este libro. Al Dantés comunicarse, al los personajes secundarios actuar. Hasta se muestra en los mismos personajes terciarios. Una sumisión indescriptible, un amor al prójimo admirable, un control de la lengua inverosímil. Algo que ciertamente amaría implementar en mis escritos, pues en estos tiempos tan oscuros, todos estos significativos valores, poco a poco se pierden. Hasta que se ven a lo lejos como una remota penumbra. Qué triste es presenciar la caída de la batalla más fundamental de la conciencia de esos miles de pedazos de microscópicos armazones de calcio y circulación, que comparados con el universo son nulos.


Y esta corta pero primordial reflexión de la trama y la ambientación de Alexandre Dumas, me hacen pensar, como ya mencionado antes, en la sociedad de hoy. Que lamentable es ver la forma en que muchas veces nos comunicamos con los demás. Cuando ciertamente, Dios creo la comunicación como un medio de disfrute y predicación de su evangelio. Y no puedo culpar a los demás, pues hasta yo misma muchas veces, con mis padres, amigos, ext., he cometido el grave error de hablar a lo que salga. Mientras que la Biblia nos aclara lo siguiente: «Honrarás a tu padre y a tu madre, para que tu vida sea prolongada en la tierra que yo, el Señor tu Dios, te doy» (Ex 20:12). Y la Biblia solo se refiere en este verso a los padres, ya que si no los respetamos a ellos, menos a los demás. Es por esto, que este libro, me ha servido en lo profundo y personalmente, de mucha ayuda para tomar el ejemplo del respeto a hacia los demás.


Puedo pues, recomendar altamente este libro, pues aunque te entretiene, al mismo tiempo te enseña el respeto, el amor y la amistad. Valores esenciales en la vida diaria. Y se dirán a sí mismos: « ¿Pero por qué, este ser mal gasta sus palabras tanto en la admiración de un simple libro?» Ojo; pues un simple libro como este, tiene la capacidad de formar, moldear y cambiar percepciones, algo sumamente difícil en este mundo moderno, lleno de opiniones paganas y egocéntricas.


Sigo fervientemente hambrienta por esta magnificente historia, y centrada perpetuamente en la intriga de que seguirá después. Me sorprende como pues, las letras pueden llegar directamente al corazón, de un simple hombre.



Edmundo Dantés y su apreciado Abate Faria






Frase a Recordar: «El amplio conocimiento infunde poder, más el carácter correcto, infunde el respeto.»






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3 Comments


Unknown member
Feb 14, 2022

Hola jois!

WOW! La manera en que escribes exalta mucho al libro, me dan ganas de leerlo pero ya.

Y qué título! Me encantó.

Amo la manera en que escribes, sigue así!

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Unknown member
Feb 13, 2022

Primero que nada, excelente título, que hermosa manera de escritura, de verdad que motiva a uno a seguir leyendo, fabuloso vocabulario y que gran libro me encantaría tener la oportunidad de leerlo.

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Unknown member
Feb 13, 2022

Me gustó mucho la manera en que incorporaste pasajes del libro, como resumiste lo que ha pasado y como usaste un poco de poesía al principio ¡Tengo ganas de leerlo!

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