«Siempre nos hemos sentido inclinadas a confiar en las personas y a creer que son realmente lo que dicen ser». Página 18
Para mí, esta cita es como la idea central del libro. Digo esto, porque en el libro es muy notorio el deseo de los residentes de St. Mary Mead de saber, conocer, qué pasó. A pesar de que esperaban el momento en que pasara algo interesante en este pueblito, la incertidumbre afecta a todos los residentes de St. Mary Mead. Es casi como si nadie pudiese confiar en nadie.
Además de eso, esta cita también me hizo pensar en que debemos tener mucho cuidado al pasar tiempo con alguien. Recordemos que vivimos en un mundo de pecado, en el que la oscuridad se disfraza de luz y Satanás acecha como un lobo vestido oveja.
Muerte en la Vicaría, es una novela policíaca escrita por Agatha Christie en 1930. Agatha fue una escritora de novelas, principalmente policíacas. Su nombre es conocido alrededor del mundo. Además, ha adquirido diversos apodos como «Mistress of Mystery» (Señora del Misterio), o, «Queen of Crime» (Reina del Crimen).
«-Traté de decírselo en tres ocasiones distintas -repuse-, pero en cada una de ellas se negó usted a escucharme.
-Esto es solo una excusa, señor. Me lo hubiera dicho si hubiera tenido intención de hacerlo». Página 75
Este fragmento de la historia me llamó la atención, ya que me sorprendió lo terco, o necio, que puede llegar a ser el ser humano. Me puse a pensar, y con el contexto de la historia, sé que la segunda persona que habló, el inspector Slack, es una persona que parece tener un ego muy grande. El pecado del hombre es tan grande que hace que esa persona haga, a veces, que se crea mejor que los demás. La primera persona, míster Clement, sí había intentado decírselo repetidas veces, pero Slack no lo dejaba hablar. Es importante que siempre recordemos que no somos mejores que los demás. Seamos humildes y recordemos que este valor, la humildad, es uno que el Señor desea que brille y resplandezca dentro de nosotros. Que los demás puedan vernos y, más que vernos solo a nosotros y nuestros logros, que puedan ver al Señor mostrándose en nuestras vidas.
«-¿No cree usted, miss Marple -dije-, que somos dados a soltar demasiado nuestras lenguas? La caridad jamás piensa mal. La murmuración puede causar daños irreparables». Página 20
Como seres humanos, viles y pecadores, podemos caer en el pecado del chisme. Es cierto que podemos llegar a 'hablar de más' o a decir cosas que no deberíamos, por esto, debemos aprender a poder controlar lo que decimos. Esto es fácil de decir, pero la realidad es que es una tarea difícil de cumplir. No podemos hacer esto solos, necesitamos la ayuda del Señor para poder vencer contra el pecado. Sin embargo, no esperemos una mágica transformación que termine con la murmuración, sino que estemos dispuestos a un proceso continuo con el propósito de mejorar y parecernos cada vez un poco más a Cristo.
«Había observado lo que nosotros dejamos de ver». Página 77
Esta sencilla y corta cita, me hizo pensar en que siempre tenemos que tener los ojos abiertos para poder identificar y separar lo bueno de lo malo. Es muy fácil caer en la trampa del enemigo, porque si miramos el mundo con los ojos puestos en las cosas de este, caeremos más fácilmente en sus trampas. Pongamos los ojos en Cristo y confiemos que Él tiene el control y que podemos confiar que si le buscamos en arrepentimiento, el responderá. Esto me recuerda a Hebreos 12:2, que dice: «puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe». También me recuerda a un/os versículo/s que está/n escrito/s en la Biblia que dice que no acumulemos tesoros en la tierra, sino que los acumulemos en el cielo. Por otro lado, podemos confiar que Él estará ahí para nosotros todos los días de nuestra vida. El tiempo, lugar, momento, no importa; Él está disponible las 24 horas, los siete días de la semana. Habla con Él.
Recomiendo este libro a personas amantes del misterio y que estén dispuestas a dar el todo por el todo para resolver el crimen, o problema, que se presenta en el libro.
Comentários