«Una esclava, una isla, muchas historias y mucha intriga.»

Isabel Allende tiene un don increíble para la escritura. Con solo unas 20 páginas su libro «La Isla Bajo el Mar» me ha cautivado.

Esta novela trata la historia de una joven esclava llamada Zarité la cual es comprada por un nuevo amo, Toulouse Valmorain para servir de doncella para su esposa, Eugenia García del Solar. Con tan solo 8 años la pobre africana había estado acostumbrada a la vida de esclava, y a pesar de la locura de su ama, la cuidaba debidamente. Zarité era una chica trabajadora, hermosa, obediente y amante de su patria. A pesar de haber llegado a Saint-Domingue en la barriga de su madre y haber nacido como esclava, disfrutaba de los rituales vudú de su gente y amaba su cultura. A pesar de tener un trabajo canson, vivir una vida sin lujos, hacia su deber con la mejor cara posible aunque a veces, en su interior, estuviera explotando. Cuando nació el hijo de sus amos, ella estuvo ahí, y al poco tiempo se encariñó del joven Maurice. Lo cuidaba, dormía a su lado y lo trataba como a su propio hijo, con amor y entrega.

Otro personaje en esta historia es Tante Rose, la curandera del pueblo. Una vieja esclava, que cuidaba a su gente. Era ella la que trataba con los enfermos, las embarazadas y los bebés. A pesar de que la mayoría de los blancos la veían con desprecio, a través de su pacto con sus dioses, tenía un don impresionante. El doctor Parmentier acudía a donde ella a aprender de su talento y a ver sus experimentos. Tante Rose era la madrina de Zarité, y como una madre para esta. Era aquella a quien la joven acudía y a quien la joven admiraba.

Algo que me gusta de Allende es que a pesar de que trata algunos temas «delicados» en este libro, no da muchos detalles. Sí están presentes esas situaciones pero hasta ahora solo son menciones de lo que ocurre y más que nada los pensamientos de la persona, hasta ahora nada inapropiado que se pase de la raya.

Un tema en esta historia es indudablemente la esclavitud. La autora describe tan bien la vida de un esclavo, los pensamientos, situaciones y la ambientación que hacen que el lector se sienta parte de la historia. Las descripciones son abundantes pero no cargadas, tienes lo suficiente para imaginarte la historia pero no te sientes cargado al leer.

La historia me recuerda a la novela «En el nombre de Salomé», escrita por Julia Alvarez. Ambas autoras utilizan al protagonista que narra la historia de su pasado. En este libro Zarité narra su vida en el pasado, mientras que en la novela «En el nombre de Salomé» Camila, hija de Salomé es la que narra su pasado. Otro aspecto en el que se parecen es en que se basan en situaciones reales del pasado, no necesariamente detalle por detalle pero no son novelas fantasiosas porque hablan sobre cosas que ocurrieron en verdad.

Un aspecto de Zarité que admiro es su carácter fuerte. No vivía en condiciones deseables, pero buscaba lo bueno de las situaciones y «echaba pa’lante». Indudablemente tenía sus altos y bajos pero es alguien que no se rendía fácilmente y que afrontaba con buena actitud los problemas que enfrentaba.

Algo que he aprendido al leer este libro es la importancia del discernimiento. Como cristianos especialmente debemos de aprender a distinguir lo verdadero de lo falso. En esta novela, hay varias creencias que no van acorde a nuestra cosmovisión, pero, en mi opinión, si lo analizamos , no es nada crítico. Los esclavos creen en dioses falsos y tienen actos vudús, y Eugenia, la esposa del dueño de la plantación, es católica , reza a la virgen y tiene creencias extrañas, pero no es nada que hasta ahora me ha hecho sentir incómoda.

En definitiva, este libro me ha encantado. Tiene algunas partes en las cuales hay que aplicar el discernimiento, sí, pero hasta ahora no es nada por lo que he sentido que he violado mi conciencia al leer. En general, hasta ahora, es un libro sano, nada muy explícito ni inapropiado. Lo he disfrutado mucho. Es entretenido, cautivante, e inesperado. Se los recomiendo.