Una imperfección de la cual aprender

A veces es difícil enfrentar situaciones en las que todo al principio parece radiante y perfecto, pero luego llega un detallito que arruina esa ilusión y expectación que teníamos, y lo duro es aprender a cómo ser un colador. Recoger lo bueno y botar lo malo.

Justamente esto ha sido complicado para mí en la serie de libros de Kiera Cass, «La selección». En los primeros tres libros («La selección», «La élite» y «La elegida») toda la historia fue fantástica. Se vivían momentos de preocupación y dolor, de alegría, de aventuras y travesuras. También se vivía la historia de atrás de la personaje principal, se podía ver de donde ella venía y de cual casta provenía lo que permitía a los lectores ver su evolución en esta nueva vida que tenía. Pero además se veía perfecta y claramente la creación de los roles de la mujer y el hombre, diseñados por Dios. El reino de Illéa estaba siendo liderado por el padre de Maxon, mientras que este se preparaba para reinar en un futuro. Y también estaba la madre de Maxon, que era la ayuda idónea de su padre.

Pero además está el intenso amor que se tenían América y Maxon. Hasta ahora los roles se ven como Dios los puso desde el primer día de Su creación. Sin embargo más adelante en el cuarto libro, “La Heredera”, la escritora nos presenta una formación diferente y rara. Primero tenemos que Maxon y América han tenido mellizos, una hembra y un hombre, pero la que nace primero es la hembra, por lo que a quién le procede el reino es a Eadlyn, ella le ha ganado a su hermano. Pero aquí no se queda todo. Más tarde, cuando ya ha crecido, el carácter de este personaje es bastante diferente por igual. Sus padres le están exhortando a que realice una selección para que así pueda encontrar a su alma gemela, pero en todo lo que ella piensa es que no necesita un hombre y que no quiere casarse con nadie, pues no hallará el amor verdadero. Pero también nos dice que ella es enteramente capaz de gobernar un reino solita. Pero al final acepta.

Después, en el libro que estoy leyendo de momento, el cual es el último, vemos como la actora empieza a victimizarse por así decir. Pues todo lo que le ocurre son cosas malas y el pueblo de Illéa la odia. Más tarde su madre, América, sufre un infarto y su padre decide quedarse con ella a cuidarla, por lo que deja a Eadlyn de reina regente. ¿Cuánto ha cambiado el panorama no? Ahora quien lidera ya no es más un hombre sino una mujer. Pero, ¿por qué? Esto nos lleva a un tema de esta historia, el cual es la fragilidad humana. Como humanos, llenos de pecado, tendemos a olvidarnos de los mandatos de Dios y preferimos seguir los deseos humanos. Si algo está de moda, estamos dispuestos a dejarlo todo, hasta nuestros valores, por perseguir y creer en esto. Si la mayoría cree en algo, decimos <<Bueno, ya que todos creen en esto y dicen esto, ¿por qué yo no?>>.Y lo hacemos una y otra vez, y lo peor de todo es que hacemos estas cosas sin tener un fundamento o información de lo que estamos creyendo. Si nos encontramos en una situación de dudas y preguntas lo único que sabremos responder es:<< Todo el mundo lo hace o lo cree, así que yo también >>. Y a lo que quiero llegar es que somos tan frágiles mentalmente que podemos llegar a creer lo que sea, y pienso que esto pasó con esta escritora. Para que su libro tuviera más fama incluyó algo que estaba de moda, el feminismo. Cuando, en verdad, lo que estaba haciendo era, primeramente, dejarse engañar por los deseos del mundo. Segundo, violando los mandatos de Dios, tercero, haciendo creer a más personas una falacia y cuarto, dando evidencia de su actualidad espiritual, la cual es preocupante para un futuro. ¿Y todo esto para qué? Por la fama y para agradar al mundo.

Pero, a pesar de todo esto, es una historia increíble, solo hay que aprender a recibir lo bueno y rechazar lo malo. Esta historia nos permite al igual que la historia de Maxon y América, experimentar una historia de amor un tanto inesperada, la de Eadlyn y Kile, se han criado juntos en el castillo, pues la madre de Kile es una amiga muy cercana a América. Nunca pensaban que algo, al menos algo pequeñito fuera a existir, pero Kile ha entrado a la selección accidentalmente, lo que ha permitido que estos dos se conozcan más. Es muy pronto para llamar amor a lo que ellos tienen, pero definitivamente hay algo.

Una frase que me gusta mucho de este libro es: «Tienes que asumir que la perfección no existe. La imperfección es el equilibrio perfecto, créeme». Esta es muy verdad. La perfección no existe y nunca lo hará, pero si existe algo, la imperfección, que nos lleva al aprendizaje, pero además a la diversión. Pues, qué aburrido sería este mundo si todo fuera perfecto y nadie se equivocara.

Ya finalizando, esta saga me ha parecido increíble hasta donde la he leído(aunque ya me falta muy poco). He aprendido mucho. Cosas buenas como malas, pero lo mejor es que me ha permitido aprender más sobre detectar lo malo y botarlo de una vez.

A este libro le doy un 6.5/10. Pues los detallitos que han aparecido no me han encantado, ya que no los apoyo, pero seguiré leyendo hasta terminar la saga.